viernes, 20 de noviembre de 2015

RECONOCIMIENTO DE LA VÍCTIMA

En el momento en el que se presencia un accidente lo primero que se debe realizar es tomar las medidas de seguridad y autoprotección pertinentes para evitar otros posibles accidentes. A continuación procederemos a valorar a la víctima, durante este primer reconocimiento se deben intentar identificar aquellos problemas que ponen en riesgo inminente su vida. Primeramente, se valora la respiración y el estado de consciencia.

 En el caso de que existan varias víctimas se debe realizar una rápida valoración de cada una de ellas antes de empezar a realizar cualquier maniobra particular sobre una de ellas.

Para valorar el estado de consciencia de la víctima nos colocaremos a su lado y procederemos a realizar estímulos de intensidad progresiva. Primero, comprobaremos si la persona tiene los ojos abiertos, si es capaz de responder a preguntas y moverse con normalidad, si es así la persona se encuentra alerta y consciente. Si esta tiene los ojos cerrados pero respira con normalidad la tocaremos firmemente y le hablaremos en un tono de voz elevado para que nos comunique si le pasa algo. Si la víctima no es capaz de mantener un estado de alerta normal será indicativo de que su grado de consciencia se encuentra alterado. Si la víctima no responde ante ninguno de los estímulos que se le aplican nos encontramos ante una persona inconsciente. Todo este proceso debe realizarse sin perder nunca la calma y en caso de que que exista algún tipo de alteración en el grado de consciencia de alguna de las víctimas debemos comunicarlo al 112.

La respiración es otro de los signos vitales que debemos valorar. En el caso de que la víctima se encuentre consciente valoraremos el ritmo, la profundidad y la rapidez de su respiración. En el caso de que no respire o esta sea ineficaz se debe proceder a realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar.  Si la víctima se encuentra inconsciente ponemos una mano sobre su frente echando la cabeza ligeramente hacia atrás y la otra mano en la barbilla abriendo la boca, aproximamos nuestra cara a la de la víctima mirando hacia al tórax para comprobar como exhala el aire y la elevación del tórax. No se deben emplear más de diez segundos en realizar esta operación.

En el caso de que exista una hemorragia importante debemos actuar rápidamente sobre ella para intentar detener el sangrado.

En el caso de que la víctima se encuentre consciente debemos intentar que nos comunique que síntomas presenta, antecedentes médicos, como sucedió en accidente, valorar posibles fracturas u otras lesiones.






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