También se conoce como crisis de pánico. En diversas situaciones, ya sea por estrés o por miedo podemos sufrirlo. Se trata de una situación de angustia extrema. Los ataques de ansiedad pueden aparecer en cualquier momento y su duración no suele ser muy larga, lo más habitual es que dure entre 15 y 30 minutos. Los primeros 5 minutos son los más intensos y más difíciles de pasar.
La crisis de ansiedad es un problema psicosomático y puede estar causada por factores psicológicos, sociales, ambientales...Si no es la primera vez que le ocurre, deberías contactar con un profesional para que te ayude a controlar esta situación. Las personas inquietas, maniáticas o las que se preocupan por todo, son las más propensas a sufrirlo.
Los síntomas habituales son: irritabilidad, aumento de la frecuencia cardíaca, hiperventilación, sensación de asfixia, sudoración, escalofríos, temblores, pupilas dilatadas...las personas pueden incluso llegar a desmayarse.
¿CÓMO ACTUAR?
Ante esta situación deberemos tranquilizar a la víctima y decirle que no le va a pasar nada, que está a salvo. Una persona con un ataque de ansiedad realiza respiraciones muy rápidas y poco profundas, por lo que le diremos que intente relajarse y que respire pausadamente. Le colocaremos una bolsa de plástico en la boca y en la nariz para que la víctima inspire profundamente y espire muy lentamente, pudiendo así controlar la respiración. Esperamos que la víctima se calme y observaremos sus síntomas. Si la situación empeora y la persona no muestra mejoría llamaremos a los servicios de urgencia.
Una vez que haya pasado, es normal que la persona se sienta cansada y sin ánimos, la dejaremos descansar y que termine de relajarse.
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