La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que se caracteriza por convulsiones recurrentes. Se producen cambios en el comportamiento y en la atención, debido a una excitación anormal de las señales eléctricas cerebrales.
Estas convulsiones son episodios breves de movimientos involuntarios que pueden afectar a una parte del cuerpo o a su totalidad y a veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de esfínteres.
Esta afección cursa con crisis-ataques-convulsiones repetitivas y espontáneas. La secuencia habitual de un ataque epiléptico es la siguiente:
Al inicio de ataque puede originarse una crisis denominada aura o sensaciones precursoras tales como alucinaciones, contracciones musculares aisladas... Posiblemente se produzca un grito o una pérdida de la consciencia. A continuación, el ataque se conduce a la fase tónica, surgen contracciones musculares fuertes y generales con una pausa en la ventilación, de pocos segundos.
Por otro lado, se origina la tercera fase denominada clónica. En ella se producen las contracciones musculares de corta duración y generalizados como sacudidas, ruidos respiratorios e hipersalivación. Debemos tener especial atención en esta fase ya que la víctima puede morderse la lengua y golpearse la cabeza contra el suelo. Finalmente, se origina la última fase, la post-convulsiva en la que se pierde la consciencia durante unos minutos para despertarse con desorientación, somnolencia...
¿Cómo actuaríamos frente a un ataque de epilepsia?
Lo primero que se debe hacer es ponerte en contacto con los servicios de emergencia, indicar la situación y los datos del paciente. A continuación, debemos autoprotegernos de posibles lesiones en la actuación sobre la víctima y si es posible controlaremos la caída de la misma para minimizar lesiones.
Retiramos de los alrededores objetos con los que se pueda golpear o lesiones y colocaremos cojines o ropa alrededor del cuerpo y bajo la cabeza. Además, no sujetaremos a la víctima para impedir las convulsiones sino que dejaremos que estas sigan su proceso.
Luego, comprobamos la vía aérea durante todo el proceso, controlando vómitos y actuando en consecuencia. Efectuamos una toma de constantes vitales y colocamos a la víctima en PLS.
NO SE DEBE:
Dar agua, alimentos o pastillas por la boca puesto que un posible vómito con el conocimiento alterado puede ser muy peligroso.
Una vez finalizada la crisis epiléptica no es útil la administración de medicación sedante.
Para saber más:
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